Hey teacher! Leave them kids alone.

La sucesión idéntica de obligaciones es suficiente opresión como para angustiar a cualquiera. Seres casi inanimados a diario repiten secuencias que estiman parte de una vida vivida. Seres de todas las edades -rango que me incluye- disfrutan del rato que las obligaciones le delegan para despejar su mente con cálculos que suman cuántas más obligaciones tienen que asumir para acercarse al modelo de "felicidad" que venden en la tele.

El "contrato social" que contó Jean-Jacques no nos alertó ni el panóptico de Bentham la acusó como fin, pero ya desde Platón se hubo mecanizado la fórmula de mantenernos ocupados, es como si la voz Floyd hubiese estado desde siempre en el inconsciente colectivo advirtiendonos que podemos ser parte de un muro ó abrirle una grieta, como si ser conscientes de que no nos dejan tiempo para cuestionar el status quo fuese algo que no importa.  





La sistematización, que de todo se apoderó, viene a desplazar la particularidad que intenta el desequilibrio. Pará ¿Cómo es? ¿Estamos en una era globalizada que todo masifica y mal-distribuye? ¿Vivimos en un mundo con precio dónde se premia la mediocridad y lo popular es idéntico a vulgar? ¿Decís que en los años que corren la información se cree dada? Eso es la rutina, un muro infranqueable para la razón que se auto-pregunta respuestas de libro. Eso, y aceptar reiteraciones que le quitan el verbo a la vida para someterse a este negocio donde se cobra con tiempo, y se paga sin ocio.


Mis palabras desde @MariaChristmas (26.10.11)