"El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo", dice Nietzsche, y me acuerdo de cuando Bach me hizo leer que la "única obligación, en cualquier período vital, consiste en ser fiel a ti mismo". Después también me acordé de Michael Ende: "por que cada hombre tiene su propio tiempo. Y solo mientras siga siendo suyo se mantiene vivo" y también la tuve en cuenta a Eleanor Roosevelt cuando dijo “creo que de una manera u otra aprendemos quienes somos realmente y luego vivimos con esa decisión”. Y es que todos hablan de lo mismo ¿Y porqué nos cuesta tanto darnos cuenta? Cuestionarnos, elegirnos, y ser fieles a eso, independientemente de las circunstancias, el entorno y los inconvenientes -o dicho de otro modo, acorde a las circunstancias en el entorno y gracias a sus inconvenientes... Pero entonces, ¿cómo justifico tanta pesadumbres ante interrogativa de Nietz ("¿Qué sería de tu luz, radiante astro, si no tuvieses aquellos para los que brillas?")? ¿Se puede ser si nadie lo percibe? ¿Cómo puede todo lo único, exclusivo e irrepetible depender conditio sine qua non de otro de igual envergadura? ¿Hasta donde somos fieles a un "nosotros mismos" si nos componemos del resto? ¿Hasta dónde somos? ¿Hasta cuánto podemos obedecernos si nuestra existencia es dependiente? ¿Qué afirma que ser un "quién" te inhibe a ser "objeto de"?
Estudie derechos humanos en la facultad de abogacía, y doy fe que nuestros derechos fundamentales se creen innatos e inherentes a la calidad de persona que enviste a todo ser humano, memoricé palabras que describen lo que soy y lo que puedo hacer y examinaron positivamente mi capacidad de retención, pero todo esto condujo a una gran crisis, se hubieron enfrentados mis valores y las lecciones en la composición de mi discernimiento. Esta crisis -por definición de término- condujo a la superación del problema, pero con uno mayor. El nuevo inconveniente descubrió la paradoja que esconde la imposibilidad de ser sin ser contemplado, que dicho de otro modo se puede ver que, en los términos que maneja este sistema, existimos porque la ley nos da tal autoridad, y los derechos humanos -esos que se llaman innatos- existen sólo porque hay tribunales que los juzgan y autores que los determinaron. Y así, somos porque nos percibieron, y sentimos lo que escribieron que nos puede pasar, y queremos lo que nos muestran que hay... Así, "ser uno mismo" no es tan diferente a reducirse a la más ínfima molécula que compone la tierra y darse cuenta que se puede dejar de ser, al dejarse ser.