¡Piensa, Pinky!

A vos, que te importa la moda y sus complejos, que estás atento de colectar lo suficiente (y más) para adquirir todas las cosas que no necesitas y que esa marca sobrevalúa tan bien, que te importa llegar de lujo a las fiestas donde a nadie le importa lo que hay debajo de tu ropa, que no te podés parar a pensar porque el tiempo ya se lo diste a todas esas obligaciones que te impusiste, a vos que destinás tu inteligencia para un proyecto que beneficia a otro a cambio de que la empresa, también de otro, te de productos que otros te dijeron que querés. A vos, que todavía seguís viendo la televisión, que estás informado por conocer todas las noticias y desconocer todas las verdades, a vos que no agarras un libro ni escribís tu historia. A vos, que lo que te nutre no te importa… A vos te quiero decir, que tu ignorancia me molesta, y me perjudica.  El hecho de que vivas en un mundo en el que desconocés las leyes que lo rigen hace que actúes en desmedro de éstas, menoscabando mi libertad. Que te cueste entender que sos tan único, irrepetible e inigualable como yo, y él, y ellos, y todos los demás humanos, es lo que está mal...

Lo que vine a decirte es que necesito que sepas que la autodeterminación existe, que hacés un bien desconociendo el poder sin fundamento y que –por favor- dejes de ponerle precio a nuestra libertad. Si te retrotraés un segundo a tu “estado de naturaleza” tu necesidades se reducen a: bebida, comida, abrigo, techo, y no morir; es decir: nutrición y resguardo, eso necesitamos para sobrevivir. Todo lo demás, es invento, es convención, es necesidad de inclusión, digámosle como quieras, pero no te hace, y estos inventos nos están destruyendo… y a nuestro único entorno posible, también.

Quiero decirte -no siendo partidaria de ningún partido y enarbolando la bandera de la posibilidad- que creo en que deberías cuestionarte más, empezar a desobedecer la moral que no es tuya, elegir en qué creer... Y creo, también, que deberías perder el miedo, éste sólo es fundado en un empirismo limitado y aislado, que te aseguro que no se refleja en el mundo, y sólo está ahí para que no te muevas... Y si me equivoco, al fin de cuentas, te dejarías ser... Y así sólo seguís en la rueda que entretiene a otro…



Pensalo, Pinky ¿Querés gastar la única vida que tenés jugando al juego de otro?