"La novena
revelación" exquisito libro de James Redfield, me aportó algo al estilo "una
mente que se abre a una nueva idea jamás vuelve a su estado original" cuando mencionó eso de los dramas de control. Éstos se
desarrollan a lo largo de todo su libro con diversos ejemplos en el accionar de
los personajes, y como no puedo hacerme de citas capaces de homogeneizar un
texto me
dispongo a reinterpretarlo a raíz de sus palabras, y sólo en lo que
hace a estos dramas, que bautizó "drama" porque implican una “teatralización".
La cosa es así, vamos
a partir de la base de que los seres humanos buscamos atención de los otros,
algunos necesitamos más, otros menos, pero todo lo que buscamos de otro, en
definitiva, no es más que atención (en sus múltiples formas). Esta atención,
nos carga de energía, y esta energía es la que creemos que nos falta y por eso
salimos a buscarla de otros, a robarla... la atención.
Dice Redfield que nos
sentimos inseguros y carentes - todos los seres humanos- porque nos
desenchufaron de nuestra fuente de energía más amplia, que vendría a ser la
conjunción del "todo" dónde estamos inmersos sin notarlo, que -acá
puedo estar un poco en discusión con James- queda dentro de nosotros mismos
(siguiendo lo que explica Descartes con "cogito
ergo sum"). Entonces, como tenemos que salir a buscar lo que nos falta
y sentimos que sólo podemos obtenerlo de otro, usamos dramas de control para
hacernos de su energía, y esto es -en palabras textuales de la traducción de
Redfield- la "competencia
inconsciente que se halla implícita en cualquier conflicto humano del
mundo"1 porque "Cuando controlamos a otro ser
humano recibimos su energía. No cargamos a costa de otro y esa carga es lo que
nos motiva"2.
Ahora bien, esto lo
lleva a las relaciones familiares, al núcleo de la formación del invididuo,
donde el niño tiene que emplear una u otra teatralización ("drama")
para así obtener la atención de sus padres. Lo que plantea Redfield es que
estos dramas de control (de control de energía, y por ende atención) son
siempre en respuesta a la atención que recibimos y van a ser dependientes de
cómo la percibamos. Paso a explicar.
Los dramas de control,
para este autor son 4:
1 - INTERROGADOR:
monta el drama de hacer preguntas y encontrar algo equivocado, la persona
criticada es incorporada al drama y presta atención para no cometer ningún
error susceptible de ser notado por el interrogador. Consigue la energía por el
temor a la equivocación que siente el otro.
2 - DISTANTE: se
muestra misterioso y reservado, fuerza al otro a indagar qué le pasa, y
mientras lo tenga interesado o intrigado más energía recibe. Consigue la
energía distanciándose.
3 - INTIMIDADOR: es
agresivo para forzar la atención hacia él, imparte temor a que le pase algo
malo si no le presta atención, si no le da su energía. Consigue la energía por
la fuerza.
4 - POBRE DE MI:
busca despertar el sentimiento de culpa, mostrarse indefenso y necesitado.
Consigue la energía mostrándose vulnerable por culpa de otro.
A esto agrega que,
cada uno de los dramas de control tiene su opuesto, que despierta cuando éste
se enciende. Es así:
Si los padres no le
prestan mucha atención (son distantes) seguramente el niño sea interrogador, búsque hacer preguntas que descubran la falta de sus padres, pues si
el niño toma la actitud del intimidador puede alejarlos más y el drama
del pobre de mi suele ser una segunda opción.
Lo mismo ocurre a la
inversa, si los padres son interrogadores, el niño va a tener tanto temor en
equivocarse que va a preferir el rol de distante, para cargarse de energía con
la insistencia del otro y opacar su crítica.
Por otro lado, si los
padres del niño suelen ser la víctima de todos los males que éste genera, si la
energía se la quitan a través de la culpa y siente la necesidad de recuperarla,
va a usar el drama del intimidador, va a tener que volverse fuerte y exigirá
que le devuelvan la energía que le sacaron, alimentando el círculo que devuelve
a los padres al rol de pobres de mi.
Lo mismo ocurre al
revés, y en palabras de Redfield “Si ustedes es un niño y alguien le quita su
energía amenazándolo con daño físico, ser distante no da resultado. No puede
lograr que le den energía haciéndose el tímido. Entonces, usted de se obligado
a volverse más pasivo e intentar el enfoque de pobre de mí, apelando a la
misericordia del otro, haciéndolo sentir culpable por el daño que está
haciendo.” 3
Los ejemplos son
infinitos y mejor detallados en la fábula, a mi parecer los cuatros dramas se
conjugan y concuerdo con las preponderancias que explica Redfield, pues en cada
nueva lucha de poder tendremos un contrincante usando uno u otro drama, lo que
nos tiene que importar es individualizarlo para poder opacarlos ¿Cómo se hace?
No interpretando su oponente, sacándolo de la obra, evitando el drama. ¿Cómo nos hacemos de energía? Lo charlo en otro texto, mientras pueden leerlo a él.
"La mayoría de
las personas no son lo bastante fuertes como para dar energía siempre. Por eso
gran parte de las relaciones acaban conviertiéndose en luchas de poder. Los
seres humanos se conectan por la energía, y después se pelean por quién va a
controlarla" 4
1: Pág 78, Ed:
Atlántida 2001 Bs As (Título original: The Celestine prophecy)
2: Pág 88, Ed:
Atlántida 2001 Bs As (Título original: The Celestine prophecy)
3: Pág 145, Ed:
Atlántida 2001 Bs As (Título original: The Celestine prophecy)
4: Pág 101, Ed:
Atlántida 2001 Bs As (Título original: The Celestine prophecy)
(*) Tanto la definición “dramas de control” como cada una de sus cuatro clasificaciones son las del autor, James Redfield.