El automóvil, el televisor, el vídeo, la computadora personal, el teléfono celular y demás contraseñas de la felicidad, máquinas nacidas para "ganar tiempo" o para "pasar el tiempo", se apoderan del tiempo.
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Y así nos enseñan a repetir la historia en lugar de hacerla.
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Yo creo que fuimos nacidos hijos de los días,
porque cada día tiene una historia
y nosotros somos las historias que vivimos...
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Y nada tenía de malo, y nada tenía de raro,
que se me hubiera roto el corazón de tanto usarlo.
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La utopía está en el horizonte.
Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Entonces para que sirve la utopía?
Para eso,
sirve para caminar.
Eduardo Galeano