Filosofía ¿para qué?

Como bien escribió Thomas Hobbes, "la ociosidad es la madre de la filosofía", y como no me gusta el negocio, le dedico mucho tiempo a su antónimo -el ocio. Sin embargo, y casi haciendo un mea culpa, tengo que citar a Epiceto, y es que "el que empieza a instruirse en la filosofía de todo se echa la culpa a sí mismo", porque es cierto lo que dice Platón "la filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al Ser" a ese Ser al que le debemos ser y con el que no es muy  grato pelear tan a menudo... Entonces, y haciendo mías las palabras de Sócrates: "filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que [la persona] debe hacer y como norma para su conducta", por tanto nunca me va a gustar el negocio mientras -por definición- me implique resignar mi relación con el saber, -pienso- y me acuerdo de las palabras de Ludwig Wittgenstein: "la filosofía es una lucha contra el hechizo de nuestra inteligencia por el lenguaje"... ¡Y que clara la tiene! Necesitamos convenciones para nutrirnos del resto, y nos debemos a ellas al expresar nuestros gestos con los otros, y me resulta tan entretenido el desafío de nutrirme de aquello, que por eso debe ser que  inventamos el negocio... y por eso la filosofía no requiere companía, claro.
Y como bien lo aventuró Kant "no se puede aprender filosofía, tan sólo se puede aprender a filosofar"... Habrá que entender las palabras de  Heidegger, y es que "la filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías", y entonces hay que apurarse en dejar de pensar que las posibilidades ya están creadas y sólo falta tomarlas, hay que empezar a aplicar nuestro propio control, y que el entretenimiento no le quite tiempo a la creación...

Filosofía, para Ser.